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Dicen que su nombre es la Dama Negra.
Grata señora, ella,
que suspira por mí
en la oscura esquina de mi mente
junto a mi cuerpo inerte
por la apertura en mi costado
de herida roja, flor rota yo.
Ella, la grata señora,
oculta el cuchillo manchado
tras su sonrisa afilada.
Yo desaparezco lentamente cuando,
ella, gratamente cierra sus ojos.
No más yo.
Mortalmente pegado a mi costado rasgado.
Todo manto negro.
Ahora.
Abro mis ojos
y cae el cuchillo de mi mano,
mientras la Dama Negra desaparece
por la esquina rota de mi herida,
mi Vida!
*