lunes, 8 de octubre de 2012

Poema 34


*

Dos aves nocturnas batieron sus largas alas
ante mi cuerpo yermo, frío, desnudo ...
atrapando así, 
la huida póstuma de mi alma fugitiva, 
cual aliento angelical,
para llevársela en volandas a ese cielo castizo.
Y ahora, 
reposa como flor singular - yo,
en ese jardín sin fin de palabras rotas,
floreciendo en el centro de ese pequeño laberinto
con vírgenes, dolorosas y lágrimas de cera.

*  

para que no os perdáis, Guillermo y Eduardo.


No hay comentarios: