*
El ahorcado
¡Oh, mi vida!
Cuídate de esa infantil compostura
postura que domina
la inquebrantable suposición de que
un cuadrado es un cuadrado.
Yo no digo,
yo olvido ese extraño ángulo.
¡Mi vida!
Aprecio la labor del adorno en suspensión
su presión en mi interior provoca
un vacío de garganta, un no fluir más.
¡Vida!
Yo que siempre busqué ese extraño anzuelo
en el azulejo de tu cuerpo
- mi cuerpo -.
Sólo para abrir la cortina y encontrar
tu respirar de muerto en mi boca rota,
Yo que sin saberlo …
Yo que al ser ciego confundí (por así decirlo)
tu falsedad por frialdad.
Yo que dormí con tu más preciado cadáver
enterrado en mi primera persona del singular.
Yo, yo,
Yo que añoro el abrazo que deja el muerto
en el árbol de la vida.
¡Oh, mi vida!
Lo que quiero es balancearme ante
la mirada del ciego que
alza la mano vacía.
¡Oh, vida mía!!!
¡Oh, vida mía!!!
*
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