*
Tu silueta envuelta bajo la presión del devenir incierto
se presenta ante mí, alada de amor oscuro.
Alargo mi mano para cubrirte del soplo helado
que quiere adherirte al eterno letargo de la nada.
Escupo tu miedo al suelo duro
para limpiar tu imagen suspendida,
y reconquistar ese impulso vital que te caracteriza,
para andar ese camino de amor poético
e inyectar candor a tus palabras...
ahora, ahogadas.
Te inhalo para recolocarte en mi mente
-llama siempre latente en el centro-
y proyectar tu verbo sobre hoja blanca,
a la espera de tu voz...
ausente.
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