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Muerto en la laguna me alzo de pie con el costado abierto,
sangrando TUS palabras de amor eterno,
pero ya estaba muerto, sí, y
sólo... sólo esperaba TU beso
para hundirme en el fondo, ahora y siempre,
entre algas fosforescentes, piedras musgosas y juncos podridos
que me abanicaban gracias a las ondas marinas
que me desplazaban bailando, cual Ofelia buscando a Sebastián,
entre corrientes masturbatorias de un verano caluroso al sur
de MI cuerpo, ahora tuyo, el cual intentaba alzarse
una y otra vez ante tus ojos gélidos,
hasta la orilla más profunda de TU mente sigilosa para
caer-Muerto-YO-por-siempre-jamás-a-TU-lado.
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